Una especialidad que implica una gran vocación de servicio, ya que se trabaja con la franja etaria más delicada, la de los adultos mayores, pero también la que más cariño y cuidado se merece. Charlamos con Iván, quien dicta esta asistencia técnica.
-Estoy yendo dos veces a la semana al Hogar de Ancianos local, donde viven cerca de 40 abuelos, y más de la mitad participa de la asistencia. Es gente que por su edad o su salud se encuentran en silla de ruedas o inmóvil gran parte del tiempo. La pandemia hizo lo suyo, también.
-Nos movemos bastante. La gran parte del tiempo es más lo que nos divertimos que lo que se ejercitan, porque es muy difícil tenerlos una hora u hora y media moviéndose, pero la verdad es que el tiempo compartido con ellos es muy valioso.
- Es muy gratificante. Al principio no me animaba porque estaba acostumbrado a trabajar con chicos, pero Silvia, la directora del Hogar, me convenció y acá estoy. Me fui soltando, y hoy la pasamos bárbaro. Conozco a todos, cuentan historias muy divertidas, nos reímos muchísimo.
-Me esperan, no con el mate porque no se puede compartir, pero dedicamos un ratito antes del ejercicio a charlar, son momentos entrañables. También participaban en la Colonia en el Balneario, compartieron con otros mayores, organizábamos caminatas con los que podían hacerlo.
El tiempo dedicado a los que nos precedieron, a nuestros mayores, es tiempo de oro. Un aplauso cerrado para Iván y para quienes pensaron en esta opción.