Los clubes han sido desde siempre en la tradición argentina una especie de célula familiar accesoria. El deporte, la vida social, la música, el vermouth, las cartas, el tejo, las bochas, las fiestas, los bailes… el listado es interminable, pero todos de una u otra forma los hemos aprovechado y disfrutado.
Si bien los tiempos han cambiado, ellos siguen ahí, proveyendo vida sana, contacto humano y un espacio disponible para todos los que lo necesiten.
En Alem hay muchas instituciones, y todas han recibido el apoyo de la gestión municipal, que no ignora las dificultades económicas que pueden transitar, o la logística que pueden necesitar para alguna actividad puntual.
En este caso se trató del Club Yrigoyen, y tuvimos el gusto de hablar con su presidente, Carlos Battistesa, historia viva de Alem y del Club:
-Hace nueve años que estoy en el Club. No es la primera vez. Empecé en el año 1973 en la Subcomisión de Fútbol, pasión de la infancia cuando se jugaba en el potrero. En esa función se hace de todo un poco, estamos en una época difícil en la que se han perdido muchas cosas, entre ellas la participación de la gente en las actividades directivas. Es que antes no había otras cosas que hacer, o la situación económica permitía que se tuviera más tiempo libre para colaborar con las instituciones, no sé.
-La vida del club era todo. Los novios se conocían en los bailes del club, en las famosas matinées. Hoy ya se conocen por internet. Todo está inmerso en la tecnología.
-El fútbol mismo, antes era más  amateur, el famoso “amor a la camiseta”. Incluso había jugadores que pagaban por jugar, y el que era del club no cambiaba nunca de bando.
-El club ya pasó los cien años de actividad, es el más antiguo de la Liga Central Vedia, hemos sido fundadores de la Liga en el año 1948.
-Con este subsidio que nos ha entregado el Intendente Ferraris podremos hacer frente a los gastos que nos generó haber llevado a los chicos de Infantiles del club a conocer la cancha y las instalaciones de Sarmiento de Junín,  algo que los tenía muy ilusionados y que disfrutaron muchísimo. Los pibes de la Escuelita de Fútbol tienen diez, once, doce años, y muchos de ellos no habían tenido la oportunidad de conocer cómo es un club de las ligas mayores.
-Hay mucha gente que se acerca al Club, pero cada vez menos. A mí a veces me da temor que se terminen los clubes de las localidades chicas. Aquí en Alem somos dos clubes, y competimos con clubes de otras localidades más grandes. Hay que incentivar a los chicos para que sigan queriendo jugar. 
-A nosotros nos formaron así, con amor al club, a pasar nuestro tiempo libre allí, juntándonos con nuestros amigos y practicando deporte.
-Yo viví siempre en Alem. Aquí hice mi familia, y todos están aquí, por suerte. El club lleva el nombre por Martín Yrigoyen, sobrino de Leandro N Alem. El pueblo antes formaba parte de Lincoln, pero luego se desprendió y pasó a integrar el distrito del mismo nombre.
-No quiero despedirme sin dejar de agradecer calurosamente el apoyo del Intendente Ferraris y toda su gente, que siempre están presentes ante cualquier cuestión, para darnos una mano.
Un placer charlar con alguien con tanta experiencia. Nos fuimos sabiendo que dentro de la institución que representa el Club Yrigoyen, hay otra institución, su presidente.