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La Unidad Sanitaria del Barrio “El humo” cumplió años…y Marita Nardelli también
Los vecinos la conocen desde siempre, porque vive en el mismo barrio donde trabaja. Es una especie de “hada madrina” de todos, y desde hace justo 23 años se desempeña como enfermera en la Unidad Sanitaria del barrio “El Humo”.
n medio de risas y emociones, nos contó su experiencia:
“¿Qué decir? Toda una vida, esta es mi segunda casa. Me siento emocionada de cumplir 23 años como enfermera, y que sean precisamente acá. Ya llevo atendidas varias generaciones, chicos que han venido de niños, luego con sus hijos, y hasta con sus nietos. Casi soy un miembro más de la familia”.
“Soy nacida y criada en este barrio. Estudié enfermería acá en Vedia, con profesoras que venían de Junín en ese entonces. Se dictó en el hospital nuevo, cuando todavía no se había inaugurado, así que cursábamos donde ahora están los consultorios externos. Éramos unas cuantas, más de cien, y terminamos un buen número de todas esas”.
“Al principio trabajé en una salita que estaba acá nomás, a una cuadra, en un lugar cedido al Municipio por convenio, 18 años ahí, y después tuvimos “la casita propia” cuando se construyó esta Unidad Sanitaria que es un lujo, hace cinco años”.
“Acá se ve un poco de cada cosa. Mucha gente con problemas de presión, los chicos con bronquiolitis, tos –obviamente si el cuadro es serio se lo deriva al Hospital Municipal- Partos no me han tocado, pero sí acompañar y contener a una chica hace poco, que estaba prácticamente a punto de parir y no quise mandarla solita en la ambulancia, si puedo siempre acompaño a los pacientes en emergencia hasta la puerta del hospital. De la puerta para adentro, como digo siempre, ya actúan los profesionales del Municipal. También toca a veces estar junto a aquellos que pierden la vida, es uno de los peores momentos como profesional, es muy triste. De todas formas, uno tiene que construirse una coraza ante esos casos, porque si no volverías a tu casa destrozado todos los días. Pero he vivido situaciones muy feas, como llevar a un bebé fallecido hasta el hospital con los padres ahí, nosotras no podemos dar esas noticias a la familia, es tarea de los médicos”.
“Pero bueno, hoy es día de festejo. Tenemos muchos vecinos que ya han pasado por acá, hay cosas ricas para agasajarlos, y espero poder sacarme fotos con todos, es un momento especial para la Sala y para mí en lo personal”.
“Me gustaría comentar que también festejamos aquí el día del niño, hubo golosinas y juegos, y los vecinos donaron muchas cosas para la sala. Me siento muy agradecida por todo lo que me ha dado la profesión. Acá entra la gente, y sonríe, porque saben que los vamos a atender bien. Ese es mi mejor pago”.
Y es nuestro mejor cierre para los 23 años de ejercicio de una profesión tan noble, y de un lugar que cura. Gracias a Marita por su dedicación y cariño, y a la Sala por brindar un lugar bien equipado y ajustado a las necesidades de la comunidad que atiende.