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¡Y la fiesta se hizo!
Después de un fin de semana lleno de nubes grises, lluvia e incertidumbre, en los que las decisiones lógicas se alternaban con las ganas más que lógicas de que se pudiera festejar a pleno, las cosas se encarrilaron. La Fiesta de la Identidad y la Integración –que originalmente estaba prevista para realizarse entre el sábado 19 y domingo 20- se pudo trasladar al lunes 21 en lo que atañe a los artistas invitados, y el escenario con artistas locales se reprogramará con más tranquilidad.
El clima acompañó como pidiendo disculpas por haberse portado tan mal, y la lluvia no apareció. La Plaza 9 de Julio lucía orgullosa sus canteros de margaritas, y las familias se reunían alrededor del mate, esperando el show. Los stands de los artesanos ofrecían bijouterie, plantas, accesorios, todas esas cosas que no sabemos si hacen falta pero decoran la vida y además son excelentes opciones para regalar. Por su parte las cantinas de las instituciones participantes rivalizaban en la decoración y en las cosas ricas que ofrecían, muchas de ellas representando a distintos países.
Y se abrió el escenario. Flor Vigna, que saltó a la fama participando en un reality de destreza como fue Combate, y luego se consolidara en el mítico Bailando por un sueño de Tinelli, mostró su talento para el show, no sólo bailando bien sino mostrando coreografías muy elaboradas y cantando temas que enloquecían a sus jovencísimos fanáticos, y al final contagiando a todos. Supo salir airosa de un contratiempo técnico, y se llevó el cariño y el aplauso de todos.
Le siguió Estelares, que ya pertenecen a la historia de casi todos, porque alguno de sus temas seguro nos remite a alguna fiesta, o a alguna situación de nuestras vidas. Además, son casi vecinos, ya que la mayoría de sus integrantes son oriundos de Junín. Hicieron un show especial, con los temas que todos queríamos oír más los temas de su nuevo disco. Un grupo de esos en los que se nota que se conocen mucho y eso mejora la actuación.
Antes del cierre, llegó el momento de entregar los premios a las cantinas. Una fantástica réplica del mítico cabaret francés Moulin Rouge, representando a Francia como país y a la Escuela Secundaria N°1 como institución, se llevó el Primer Premio, seguida por una recreación espectacular de lo que significa en México, país elegido, la tradición del Día de los Muertos, con calaveras filigranadas por todas partes, y mucho taco y enchilada, en representación de la gente de Plaza Viva. El tercer lugar se lo llevó el Club Martín D. Yrigoyen con una muy candombera versión representativa de Uruguay. Un premio al trabajo de los que trabajan para que las instituciones tengan todo lo que necesitan.
Luego llegó el momento de la palabra de nuestro intendente Carlos Ferraris:
“Un placer enorme poder acompañarlos en esta decimonovena edición de la Fiesta de Alem, esta vez con situaciones climáticas que tuvimos que enfrentar, y que solucionamos gracias al esfuerzo de las queridas instituciones que estuvieron siempre presentes”.
“Agradezco a los compañeros municipales de la Delegación, del Corralón, de todas las áreas que hacen posible que disfrutemos de nuestras fiestas populares. Saludo también a cada enfermero y enfermera en su día, son una pieza fundamental del sistema de salud municipal.”.
“Hemos trabajado mucho para que hoy podamos disfrutar de esta hermosa fiesta. Vaya mi reconocimiento para todos. He asumido el compromiso de reprogramar las actividades que estaban previstas para el día sábado, nos reuniremos con las instituciones para recuperar rápidamente la agenda de esa fecha”.
“Quiero reconocer también la excelente predisposición que hubo de parte de los artistas contratados, que tuvieron la deferencia de correr sus agendas para poder estar hoy aquí. Eso también habla del compromiso de los verdaderos profesionales”.
“Mi cariño para todos, y a disfrutar del show de La Mosca. Abrazo enorme. ¡Y feliz 126° cumpleaños para Leandro N. Alem”.
Y llegó el cierre, que más que cierre fue un fiestón de aquellos. Subió al escenario La Mosca, con Novelis al mando y sus incomparables anteojos negros, su banda impecable (un acento especial en los vientos, que sonaban perfectos) y sobre todo sus ganas de divertir divirtiéndose, como lo demostró en una actuación memorable. Subió al público al escenario, bajó al público haciendo trencito por toda la plaza, bailó sin parar, nos maravilló con su energía y buena onda. Cada vez que parecía que se iba, volvía y seguía cantando. Un verdadero maestro, que nos dio un cierre inolvidable.
El año que viene es la vigésima edición. A prepararnos con todo, ¡a ver si se puede superar esta que fue magnífica!